Mozart nº 9 y Bruckner sinfonía nº 2
Cada vez que lo pienso estoy más convencida de que tocamos como somos, y nuestra música es un puro reflejo de nosotros mismos.
Esta mujer es clara, sincera y sencilla, y no necesita nada más para ser grande. Llevaba un vestido que puede que comprara en el mercao de los viernes en mi pueblo pero me da igual, como si quiere salir en pijama.
Parecía increíble la burbuja que creó con todo el auditorio dentro de su sonido, con unas frases simplemente fáciles y y fieles a la partitura sin ninguna aportación personal pero a la vez toda la personalidad del mundo. Me estaba enseñando el concierto como Mozart lo compuso, y no pude comprender mejor cada estructura y cada mínimo detalle. (Como Lang Lang el otro día… Juas juas).
El segundo movimiento fue escalofriante. No sé si alguien pudo respirar hasta el atacca del tercero pero lo hubiera nombrado como una de las maravillas del mundo si mis dos colegas de al lado no hubieran roncado hasta despertarse del ruido que hacían.
El bis fue un nocturno de Chopin, a modo de disculpa por haber cambiado el programa del 2º de Chopin al Mozart, pero ojalá y pida más disculpas porque nunca había escuchado un nocturno igual. Lo que decía: claro, sincero, sencillo y fiel, y nada más, como tiene que ser; porque lo que es, ya es por sí sólo.