Otro concierto más del profe, pero sin hablar de él.
Este me ha gustado más que el Rosamunde Trio; tenía un aire más fresco, más joven (la media de edad era mucho más baja, jeje) y un repertorio más intrigante.
El trío con el que empezaron hubiera sido espectacular si el violín primero no hubiera pegado tantos zapatazos al suelo, madre mía si le dolería el pie y todo… Un poco estrambótico y sobreactuado me parecía él y algunas veces el viola. Y no sé que le pasó a la gente este concierto con los zapatos porque a la chelista le podíamos haber tirado un par de tomates por los botines rojos estilo Doroti que llevaba. La perdono porque era muy buena pero…
El Schnittke me pareció una pasada. Una obra realmente para escuchar y entender el porqué de muchas cosas, de las cinco almas que parecían agonizar.
Y después nuestro querido Brahms, que siempre queda muy bien. Aunque lo tengamos todos muy escuchado siempre hay algo nuevo que descubrir, sobre todo la manera en que cada instrumento dialogaba con otro.
Y el sitio, qué bonito es! Una iglesia habilitada como sala de conciertos a la que se entra por una escalerilla de caracol. Muy acogedora pero fría, un par de radiadores no hubieran venido nada mal.